Seguidores

domingo, 10 de junio de 2012

Séptimo capítulo

Y tanto que me sonaba...Era el tío aquél que sin saber desde cuándo ni cómo, era mi sombra. No sé de qué me conocía, creo que simplemente de vista, de cruzarnos por la calle, o de alguna fiesta en común, o de haberme visto en alguna red social, pero era evidente que en algún momento de su vida se fijó en mí, y no era la primera vez que me miraba de esa manera... yo, obviamente, no... Ni siquiera sabía cómo se llamaba. No había reparado en él hasta que se levantó del suelo y me miró fijamente a los ojos. Entonces me percaté de que me estaba empezando a sudar la nuca, cosa que sólo me ocurre cuando se suceden ante mí situaciones bochornosas...
-Creo que se te ha caído esto, guapa...
-Esto...sí, gracias...Bueno, me tengo que ir a...emm...a sacar al perro, que todavía no...En fin.
No me preguntéis por qué, pero me puse nerviosa...Será que me sentí intimidada, o que era muy evidente que buscaba mis ojos y para mí era un compromiso tal saber que me conociera y yo tener que hacer como si nada...Porque yo no soy de las que saludan a cualquiera sólo por conocerlo de vista o por saber que babea por mí.
Hizo un gesto contradictorio, como de querer quitarse de enmedio pero a la vez seguir hacia adelante...y dijo:
-Hasta luego nena...
-Adiós,-dije sin mirar ni atrás.
Me tuve que sentar en un banco porque me había quedado en estado de shock...Qué momentazo...Entró a comprar, tardó unos veinte minutos en salir. Miró hacia donde yo estaba sentada, giré la cara en un triunfal gesto de despiste, arrancó la moto y se fue. Y yo me acordé de que tenía que comprar... En ese momento me vibró el móvil, un mensajito. "Tengo ganas de verte ya...Conéctate cuando yegues a casa. Muak!".
No se me ocurría mejor forma de motivación para afrontar el día.

No hay comentarios: